jueves, 19 de abril de 2012

Cómo son las no mascotas (III) (Conejos)

Hay que tener mucho ciudado con lo del karma, porque reencarnarte en un conejo no es una buena opción. Da igual que seas un conejo doméstico o salvaje, el futuro pinta negro. Sí que dicen que hay algunos que son tratados muy bien, como el famoso conejo de la Loles, al que creo que alimentaban con los tronchos gordos de las coles... pero yo no conozco ningún caso, a mi barrio no ha llegado esa moda...

Alrededor de mi casa solo hay dos tipos de conejos: domésticos y salvajes. Pocas veces he tenido trato con los domésticos porque los humanos no me dejan acercarme a su zona, no sé por qué, pero los he olido muchas veces...

Los conejos domésticos son personal temporal: en cuanto llegan a una edad desaparecen y son sustituídos por una nueva camada. Solo sobreviven más tiempo los que se dedican básicamente a la procreación.

Con conejos salvajes me encuentro más a menudo cuando salgo a pasear. Su mayor problema es que de salvajes poco tienen, son demasiado confiados y hasta se dejan fotografiar, acostumbrados al contacto humano. También han sido criados en cautividad en recintos cerrados que llaman "vivares", con la diferencia de que a los "salvajes" les sueltan por el monte en temporada previa a la de la caza con la finalidad de que algún mediocre aumente su autoestima metiéndoles un tiro.

Dicen que a los osos en Rusia y a los elefantes en Botswana les pasa algo parecido...

Construyendo vivares para criar conejos
Lo peor, lo más grave, es que la época de repoblación con conejos, previa a la temporada de caza, coincide con la aparición de veneno esparcido por todo el monte. Y hay que tener mucho cuidado, reflexionar antes de zamparte el apetitoso trozo de chorizo que se encuentra abandonado, porque cae hasta el apuntador...

Pero ese tema se merece un capítulo entero...

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