miércoles, 11 de abril de 2012

Cómo disfrutar de unas vacaciones (II) (Bosques y ciudades encantadas)

Yo estaba la mar de contenta con mi amiga Tai, cuando me llevaron a Cuenca. Ya me han dicho bastantes veces la expresión “te voy a poner mirando pa Cuenca!” para saber de qué va el asunto, por lo que no me pareció un sitio apropiado para ir en familia…

Aunque Cuenca en su conjunto es una ciudad bonita, las casas colgantes me dieron vértigo y dos mastines me ladraron desde la terraza de un bar en la Plaza Mayor, impidiéndome catar el pincho que ponían gratis…

Pero, al ver la Ciudad Encantada, quedé anonadada, maravillada, impresionada, volada…


A la hora humana de comer, después de que haya caído un buen chaparrón, con el solcillo del arcoiris, es el mejor momento para pasearla. No hay nadie.

Y te sumerges fácilmente en la película de Conan el Bárbaro (rodaron allí algunas escenas); te imaginas con una espada y ligera de ropa corriendo con una megacachas entre setas gigantescas, enormes barcos y grandes osos luchando...


Yo ya había estado anteriormente en un par de bosques encantados, y lo más curioso es que  ahora estoy segura de que las ciudades encantadas y los bosques encantados están relacionados.

He encontrado las puertas que los unen:
Ciudad Encantada de Cuenca
Bosque Encantado de Fornelos de Montes








Ciudad Encantada de Cuenca
Bosque encantado de Aldán












































 














Se creerá esa Narnia muy lista…
Avisad a Iker Jiménez!

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