jueves, 23 de febrero de 2012

Cómo es el amor entre los perros (VII) (Porfín)

O, más, bien, debería titularse "Cómo es el amor entre las perras". Porque de eso va hoy el rollo... de rollo bollo.

Cuando conocí a Porfín, acababa de llegar a su tercera casa de adopción. Según me contó, ella era una perrita muy buena pero un día, sin querer, se comió la PlayStation del niño de la primera familia que la adoptó. Ella se había fijado mucho y pensó que el juego consistía en eso, en machacar el aparato, pero se debió de pasar de entusiasmo. No dejó ni los juegos, y tuvo consecuencias.

Al poco tiempo de regresar a la protectora fue nuevamente adoptada, tenía un tamaño ideal para un piso, pelo corto, cara de lista. Pero esta vez tampoco duró mucho: me dijo que algo tenía esa PlayStation que ya no podía dejar de destrozar. Y no superó el periodo de prueba...

El humano que la había adoptado esta vez, le ofreció una casa con un buen campo vallado para expandirse, carreras matutinas por el monte y mucho amor. Prueba de ello es que la llamó "Porfín", para dejar atrás tristes historias.

Porfín era muy dominanta con sus congéneres, no solo era hembra-alfa, es que también era macha-alfa; me agarraba de la pata y me perreaba (nunca mejor dicho). Si yo me intentaba apartar, se enfadaba conmigo, menudo carácter...Un día dimos un romántico paseo al lado del río, entre molinos antiguos,.. y me agarró de la pata con tal énfasis que por poco me tira al agua.

Yo estaba segura de que Porfín había tenido mucha suerte al encontrar a ese humano que la quería tanto, y ella también lo sabía, por lo que tuvo un comportamiento ejemplar los primeros meses.

Después, debido probablemente a aquella PlayStation, empezó a escaparse. Comenzó colándose por huecos sin seguridad,... y al poco tiempo volvía. Taparon los huecos. Luego lo intentó escalando la valla,.. y tardaba un poco más en volver. Subieron la altura de la valla. Y acabó mordiendo la supervalla y tirando de ella hacia abajo, para doblarla... Yo ví en video esa proeza y, de verdad que era digno de admirar esa testarudez y ese aprovechamiento de la fuerza de la gravedad...

A Porfín no había valla que la parara. Y su horario de fugada se amplió, de 9 de la mañana (cuando salía de la casa a mear) a 11 de la noche (cuando le entraba el hambre). Su humano no se podía despistar ni un segundo, ella siempre tenía a mano un buen plan de fuga, del que volvía hecha unos zorros (en sentido no literal).

Hace mucho que no sé nada de Porfín. Me imagino que algún cazatalentos la habrá visto en acción, colgada de una valla solo por la boca y se habrá hecho famosa. Quizás ya tenga un Óscar, como ese tal Uggie, al que se parece tanto... O igual es que Uggie es realmente ella, que va de incógnito...

De lo que estoy segura es de que tendrá a su alrededor un montón de lindas perritas para ejercer de macha-alfa...

Escríbeme, Porfín!


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